Dicen que las despedidas son tristes sobre todo cuando se trata de un ser querido o de un amigo, pero cuando a uno le toca estar del otro lado experimenta una serie de sentimientos encontrados. Pena por alejarme de las personas que mas quiero: mis padres, mis hermanos, mi ahijado Omarcito, el travieso de mi sobrino Leito, además, de mis abuelos, tíos y primos, y Leya (mi mascota). También nostalgia por dejar a la tierra que me vio nacer y crecer y a mis amigos.
Pero al mismo tiempo siento felicidad por seguir al lado de mi esposa Kim, una bella y maravillosa mujer, incertidumbre, temor y curiosidad por lo nuevo y lo desconocido. Estar en otro lugar que no es el tuyo, muy lejos de quienes te quieren y de tus costumbres es sin duda un nuevo comenzar.
A mi me tocó la madrugada del 20 de agosto de 2008, un viaje muy largo de más de 12 horas, de Lima a Seattle, en el estado de Washington, con escala (de 3 horas) en Atlanta. La noche del 19 cerca de las 9:30 pm. llegamos al aeropuerto Jorge Chávez. Junto conmigo mi esposa, mi suegra Debbie -con quienes me encuentro en Estados Unidos-, mis viejitos, hermanos y los ratones Omar y Leo. También llegó a despedirnos mi primo el ‘burro’ Orlando.
Pensé que ellos iban a ser los únicos que me acompañarían esa noche ya que una semana antes mis viejitos hicieron un almuerzo como despedida y días después mis primos -encabezados por Zullanch- organizaron una parrilladita toneable por el mismo motivo.
Pero me equivoqué. Cuando terminamos de hacer el chequeo de los pasajes en el counter de Delta Airline (nos tomó casi dos horas por la cantidad de viajeros), me dí con la sorpresa de que mas primos, algunos tíos y sobrinos estaban allí esperándonos. En ese instante comprendí, aun más, sobre lo mucho que significa mi familia.
Solo teníamos diez minutos para despedirnos, pero como es típico en nosotros los peruanos no faltaron las fotos, los besos y abrazos y los consejos. Aunque hice el intento por mantenerme sereno me quebré al abrazar a mis viejitos y hermanos.
Pero debía partir y ahora lejos de mis padres quiero reiterarles las gracias por todo su sacrificio, comprensión, apoyo (en los buenos y en los malos momentos) y principalmente por el gran amor incondicional que nos siguen brindando. Los quiero mucho.
Monday, August 25, 2008
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